domingo, 4 de marzo de 2012

Inventan una pistola que te deja mudo

Imagine que se encuentra en una reunión de trabajo y uno de los participantes alarga y alarga su discurso sin que los demás puedan meter baza. Imagine que otro de los asistentes, cansado de la perorata, saca de repente una especie de pistola de radar y apunta al charlatán. Al instante, el «cotorra» empieza a tartamudear, dice algo ininteligible entre dientes y, definitivamente, deja de hablar. Ahora imagine este milagroso y bendito invento en los discursos de la entrega de los Goya.

Pues es real. Se trata de un «SpeechJammer» (algo así como un bloqueador de discursos), capaz de dejar muda a la gente. Desarrollada por los japoneses Koji Tsukada y Kazutaka Kurihara, la idea se basa en el hecho de que para hablar correctamente, los seres humanos necesitamos escuchar lo que decimos, de forma que podemos ajustar nuestro discurso a medida que lo vamos emitiendo. El problema viene cuando hay un ligero retraso entre el momento en que se pronuncian las palabras y el tiempo en que se oyen. Si eso sucede, la gente, desorientada, tiende a dejar de hablar. «SpeechJammer» provoca que alguien que habla escuche sus propias palabras con un retraso de 0,2 segundos.

Hasta 30 metros
Para que esto ocurra, la máquina adjunta un micrófono direccional y un altavoz en una caja que también contiene un puntero láser y un sensor de distancia y, por supuesto, un ordenador para calcular el tiempo de retardo basado en la distancia desde el altavoz. Para que funcione, la persona que utiliza el arma la apunta a la que habla, con el puntero láser como guía y, a continuación, aprieta el gatillo. Funciona para distancias de hasta unos treinta metros. Por supuesto, la máquina no provoca ningún tipo de malestar físico y el afectado recupera el habla de inmediato.

Los científicos, que han publicado su trabajo en arXiv.org, dicen que no tienen planes de comercializar el dispositivo porque la tecnología es tan simple, que es dudoso que pudieran patentarla de todos modos. Aunque el uso de algo semejante puede suponer un pisoteo de los derechos humanos en malas manos, también es cierto que, en determinadas ocasiones, todos hemos soñado con poder disparar algo parecido. En algunos cines podría resultar tan imprescindible como la entrada.

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